Ya con rumbo a Sinaloa, Atilano les gritaba
ahora yo soy el que manda, si quieren usen sus armas
quiero ver ese valor, que en el suelo demostraban.
De la nave reporto, todo lo que le habían hecho
que con pinzas machacaron, parte nobles de su cuerpo
y que estrellaría el avión, aunque muriera por eso.
En la torre de control, todo aquello se grababa
se oían gritos de terror, de tres hombres que lloraban
Atilano se reía, y mas los amenazaba.
El teniente y los soldados, de su acción se arrepentían
torturaron a un buen gallo, pienso que no lo sabían
en el avión de la muerte, se subieron aquel día.
El teniente les decía, mi mujer me esta esperando
Atilano contesto, ahora vamos a estrellarnos
yo también tengo mujer, y se quedara llorando.
Llegando a Badiraguato, helicópteros se alzaban
iba a estrellarse al cuartel, por la escuela no hizo nada
los boludos se bajaban, sentían que se los llevaba.
Dijo adiós a sus amigos, camaradas de aviación
y después allá en el cerro, se estrello con el avión
en Chihuahua y Sinaloa, gran recuerdo les dejo.
(Gracias a MeLa por esta letra)
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